domingo, 12 de julio de 2009

Teoría 19: análisis literario de la obra El Matadero


El matadero es un texto literario romántico escrito por el autor argentino Esteban Echeverría entre 1838 y 1840 y es considerado el primer cuento realista del Río de la Plata. Fue publicado en 1871 en la Revista del Río de la Plata.Argumento de El Matadero.


ARGUMENTO


El marco del relato se encuadra en los años posteriores a la Revolución de Mayo, durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas, en un matadero vacuno en la provincia de Buenos Aires en Argentina. Más concretamente, el marco temporal se ubica en algún momento de la década de 1830, luego de la muerte de la esposa de Rosas, Encarnación Ezcurra, y durante la época de cuaresma. El relato, que se basa en la descripción de la sociedad de la época, comienza con la descripción de un gran diluvio que duró 15 días y afectó la economía del país causando una crisis y la imposibilidad de utilizar el matadero en este período de tiempo, por lo que hubo falta de carne. Esta carencia, que iba acorde a los mandatos de la iglesia en lo referido a la abstinencia de carne, produjo una subida en los precios de los otros productos como aves y pescados, y la muerte de mucha gente.


Sin embargo, aunque la iglesia dictó que no se debía comer carne bajo el pretexto del pecado, no fue igual de rígida con los gobernantes y el cuerpo religioso, lo que demuestra la hipocresía del gobierno y la iglesia. Echeverría narra que ante la crisis, Rosas "el Restaurador" envía una reducida cantidad de novillos al matadero, los cuales son recibidos con algarabía por la gente, que se pelea para conseguir comida y achuras. Entre uno de esos animales se encuentra un toro, que se escapa tras producir indirectamente la muerte de un niño que es rápidamente olvidada. El brioso ejemplar es perseguido por varios jinetes, que al final de una larga persecución logran atraparlo y matarlo.


Luego de narrar la muerte del toro, entra en escena un joven que es identificado rápidamente como unitario por no llevar luto ni la divisa punzó. El mozo es atrapado y llevado a la casilla del juez del matadero, donde es interrogado y torturado por los federales. El unitario (personificación de Echeverría en el relato de ficción) se resiste manteniendo una actitud desafiante y digna ante las crueldades de los federales. Finalmente, en el momento en que lo pensaban torturar, el joven literalmente estalla de rabia, y muere heroicamente sin haber sido desmoralizado por la tortura, y luego de haber expresado sus pensamientos respecto del régimen federal.


Este relato de Echeverría, en el que se emplea la ironía para realizar una crítica social y una denuncia política de Rosas y el régimen federal, intenta describir lo general a partir de lo particular. Así, a partir del matadero el autor describe a La Federación y La Mazorca. Los personajes son descritos en dos grupos opuestos: unitarios y federales. Los militantes del partido federal, cuyo caudillo era Rosas, son representados como personas crueles y brutales, bárbaros y brutos, estableciéndose analogía entre los personajes federales y animales como buitres, lobos y tigres, con gusto por la sangre, actitud depredadora y dominación por el terror y la violencia. En cambio, los unitarios, con los que se identifica el narrador, son presentados como personas cultas y amantes de las luces, civilizados.


Se establece una comparación entre la figura del toro, que resiste hasta el final, y el joven unitario que revienta de rabia antes de ser humillado. Echeverría también describe a otras figuras sociales de la época, como los gringos y la plebe. A los extranjeros los suele describir con burla, lo que deja entrever algo de desprecio por parte del autor. Al pueblo lo describe como inculto y hambriento. Los personajes de la plebe, como las negras achureras y los muchachos que se entrenan en el manejo del cuchillo, son descritos como seres vulgares y fácilmente manipulables, de manera que se conformen fácilmente con los designios del Restaurador o los mandatos de la iglesia, y olvidan rápidamente los hechos, como sucedió con el muchacho degollado.



El Matadero:


características del género literarioY la época a la que pertenece. El texto El Matadero, elaborado por Esteban Echeverría entre 1838 y 1840 y publicado por primera vez por Gutiérrez en 1871 en la Revista del Río de la Plata, es asociado a distintos géneros de la literatura de la época, como la naturaleza periodística literaria que presentaban los artículos de las revistas francesas, el espíritu reformador de los cuadros de costumbres de Larra y el espíritu rompedor del movimiento romántico europeo, por lo cual, representa el periodo romántico argentino.


Por otra parte, la obra de Echeverría es considerada también el primer cuento realista del Río de la Plata. Por lo que hace al contexto histórico, el relato se centra en el momento inmediato posterior a la emancipación americana, momento en que reina el caos en Argentina. La situación, planteó el conflicto de la polarización del estado argentino en dos partidos: el partido Federal y el Unitario. El partido federalista, apoyados por el peso político de la capital Buenos Aires y por los núcleos rurales, gobernó Argentina liderados por el gobernador Rosas. Este grupo, apoyó un gobierno federal basándose en el modelo de los Estados Unidos, cuyas leyes y derechos fueran distributivamente igual en todas las regiones del estado.


En cuanto a los Unitarios, estos preferían el modelo europeo y procuraban para el estado, a diferencia de los federales, un gobierno unitario y centralista, inspirado por los ilustrados de la época y apoyado por las grandes élites de la sociedad. Por otro lado, también existe la figura del gaucho argentino, individuo independiente que trabajaba por libre en las haciendas y estaba apoyado por los federalistas. Contando con estos datos y teniendo en cuenta la bipolaridad de ideologías que convivían en Argentina durante el siglo XIX, no es difícil deducir los conflictos y la crispación que se vivían por aquel entonces. Fueron estos hechos los que motivaron e inspiraron a Esteban Echeverría en la realización de su obra.


La trama argumental de la obra, de clara intención didáctica y naturalismo, pretende crear conciencia –por medio de recursos fundamentales como la ironía, el sarcasmo (humor para desarrollar una función social), la crudeza en representar el realismo, y la exageración de los detalles, a la sociedad, y demostrar el derecho de justicia. En el texto, el autor responde a la necesidad de crear paralelismo entre dos espacios o mundos, microcosmos y macrocosmos, a partir de los cuales sugiere importantes ideas dentro del relato que asocia, por medio de símbolos e imágenes, a la situación dramática del estado argentino.


En lo que corresponde al microcosmos y macrocosmos alegórico que se muestra implícito en el texto, de lo general a lo concreto, el autor escogió, para su obra, un espacio situado a las afueras de la urbe, un espacio fronterizo, en el cual situó el Matadero del Alto. El matadero es un escenario que por su naturaleza ya connota ideas y sensaciones más próximas a la barbarie que a lo civilizado: en él, conviven personas y animales y su única función es matar el ganado, como propiamente cita su nombre.


El matarife del matadero, Matasiete, es el personaje que puede decidir en el lugar, tiene el poder de dictaminar vida o muerte. Este individuo representa la figura del gaucho matrero, ciudadano clasificado jerárquicamente en bajo nivel social, personajes de los cuales el gobierno federalista se sirvió para mantenerse en la cumbre del poder. De tal modo, plantea un paisaje que corresponde al país argentino según Echeverría, la Confederación Argentina bajo el dominio del Restaurador Rosas, por lo que puede relacionarse la figura del gobernador a la del matadero; el espíritu demagógico con el que tacha el autor al ideal federalista. También, las fuertes lluvias torrenciales que arrasan por completo el lugar narrado, inundando caminos, pantanos, las calles de entrada y salida de la ciudad; ejemplifican, de un modo indirecto, el tormentoso vivir que soportaba la sociedad argentina por aquel entonces: “[…] aguas que venían buscando su cauce y las hizo correr hinchadas por sobre campos, terraplenes, arboledas, caseríos, y extenderse como un lago inmenso por todas las bajas tierras.”


Por otra parte, en el relato aparecen diversas figuras que también simbolizan elementos propios de la sociedad que critica. Es el caso de un grupo de personajes, como el toro que se escapa embravecido cuando lo van a matar, el joven muchacho que acaba falleciendo en el matadero y las cincuenta reses que matan para ser comidas, que el autor atañe a la figura del unitario, personaje no correspondido con la vida que le ha tocado y que no se encuentra en el lugar en que debiere estar: la sociedad está en deuda con él. Viene a ser un espacio sin salida para sus víctimas.


Es necesario recalcar que Echeverría descubre notoriamente su posición totalmente anticlerical. El autor reprocha a la iglesia y su modo de hacer las cosas, la cual se basa exclusivamente en el propio beneficio. Satiriza la imagen que tiene el poder eclesiástico en Argentina y se opone a sus valores jugando a crear humor con sus palabras: “¡Cosa extraña que haya estómagos privilegiados y estómagos sujetos a leyes inviolables y que la iglesia tenga la llave de los estómagos! / “Pero no es extraño, supuesto que el diablo con la carne suele meterse en el cuerpo y que la iglesia tiene el poder de conjurarlo…”.


En un ámbito más concreto, podemos hablar del símbolo de la mazorca y el de la mujer del Restaurador Rosas, la “heroína doña Encarnación Ezcurra”. Son dos elementos que van unidos: la mazorca (“más horca”) es el órgano opresor que llevaban a cabo los rosistas para mantener el orden en Argentina. Este organismo fue empadronado por la esposa del dictador, a la cual los federales otorgan grandes alabanzas y elogios aún después de muerta, como aparece en el texto de Echeverría: “Viva la Federación”, “Viva El restaurador y la heroína Encarnación Ezcurra”, “Mueran los salvajes unitarios”. Como no es difícil suponer al leerse el texto, el personaje antagonista de la sociedad que se plantea, el joven unitario que acaba muriendo a manos de los federales, personifica la civilización, la intelectualidad, la poca ilustración que aun se mantiene en pie en Argentina.


En suma, el juego que realiza Esteban Echeverría en la composición de su obra, extrapolando las imágenes e ideas que aparecen en el relato a la inestable y desastrosa situación que soporta el país argentino, pretende establecer la función social didáctica de crear conciencia al lector de tan grotesco escenario, del cual no se puede evadir.

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